Caigo, una y otra vez
tal vez, con actitud masoquista,
con intensiones suicidas o
buscando autodestrucción.
Mi pozo, precioso.
No hay nada más.
La nada no se explica con palabras,
Ruge en mi interior masticando entrañas
Hasta que caigan las lágrimas-sangre
In memorium de los tiempos bonitos.
Y me muero, desaparezco, desvanezco
Entre los rayos de sol entre cortinas danzando
Entre las tazas sucias del café y condones usados.
Me derrito por los sonidos del mar y olor a la playa
Con un dolor insoportable de uñas clavadas en piedras.