Volviendo las noches veraniegas a casa te das cuenta que falta algo. Llegas al momento cuando toda la gente se fue a casa y la marcha y alcohol que llevabas en la sangre ya no te estimulan. En este momento de repente necesitas agarrarte a algo para que la ciudad que se despierta con los ríos de coches no te arrastre con su fuerza. Ansias tener lugar seguro a donde volver, un hogar donde dormir con tranquilidad.
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