La sala de espera

La pared detrás de la cual me siento
Se llama tiempo.
Los segundos alargados en las tablas de titanio,
Bordadas por dentro de hilo de uranio
Son invencibles.
Mato al muro con la mirada
Consumiendo el pulmón con humo
Y no digo nada.
Silencio.
Engraso, 
desesperadamente,
El mecanismo del reloj con mis lágrimas,
Para que las agujas se muevan más rápido.
Los ojos que lo ven ya dejaron de creer
En que el tiempo pasa.

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