la raquítica
conexión entre los sexos
que piden
auxilio a otros sexos.
las
estanterías llenas de fotos lúgubres
de caras sonrientes
de los
recuerdos polvorientos
que terminan
desahogándose con tu final orgasmo.
estos se
esconden entre los límites trazados
entre una
exclusión a otra
sin
menoscabo alguno.
la huelgas
de pensar,
de
esconderse en la tecnología cálida
que protege
tu cabeza de cualquier estorbo.
y
calcetines, que engullen el frío del sol blanco
en el
panorama amarillento
que sucumbe
con el vaho de la respiración.
las huellas
del gato van ligadas a la rememoración de tu
etapa ilustrada con lápices de no-color
por los
bordes del texto que no manifiesta sentido.
sin embargo
en las hojas,
en donde
reside la luz,
el mundo
juzga desde su punto álgido tu lasciva mirada,
saluda con
un impecable movimiento que te deja catatónico, obsoleto.
rindes
cuentas a tu inmediata tradición,
defiendes a
Némesis,
ya desnuda y
de ojos videntes
aunque el
reflejo de tu memoria la presente de otro parecer.
no hay un
fraude más grande que el de una costumbre maliciosa de todo una generación.
ojeas de
reojo los regocijantes códices
condenando
óvulos vendidos a la nueva religión,
finges no
ver la muchedumbre linchando la idea de libre albedrío,
tapando con
el pecho
la Verdad
Absoluta Inamovible
que ruge
en su agonía
del último respiro desaprovechado.
después de
esta procesión
seductora,
convincente, inacabable,
se rinde la
creación patosa, pero racional
en sus
intentos torpes de explicar
como se riza
el rizo.
y aunque
fuera de su jaula no le exista la iluminación para con sus pecados ocultos
la sombre
arejada parece desesperadamente ser real.
entonces tú,
en tu estanque de mejunje de declaraciones de amor sofisticadas en insectos
disecados
no recuerdas
como fueron descubiertos tus ojos
ni para qué.
no sabes ya
morir en cada mentira desmantelada con fe del nuevo día.
te olvidas
de ser fiel a tu pulso y falleces en cada golpe de tu corazón.
dejas tus
caminos por recorrer y cierras con llave la puerta de tu casa.
desde este
momento nada te es imposible.
el trámite
de lo normal a lo normal no presenta complicaciones ineludibles.
la elipsis
de tu vida se reduce a tu cerrojo.
y volar, TU
volar, queda como el privilegio de aves.
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